A pesar de que el clamor era claro, había dudas. Quizá las dudas surgían de los comentarios en contra en las redes.

Quizá las dudas surgieron del comunicado de Junta Central Fallera casi chantajista para dar el sí.

Comunicado que le fue reprochado por las propias fallas ayer. No hacía falta eso.

Tal era la duda y tal era las ganas de plantar que tenía el Ayuntamiento (razones que intuyo son diferentes a las de los propios falleros) que hasta el alcalde vino a la reunión.

Era la primera vez en 6 años que el presidente nato aparecía por allí. Ni en los momentos más duros vividos por los desmanes de Fuset, Ribó se había dignado asistir. Ayer parecía que el interés del primer edil coincidía con algunos detalles que estos días estamos viendo ajenos a las fallas. Como la bajada en las encuestas y ciertos datos que ahora no tocan.

Tras razonamientos de porque se iba a votar en contra y reproches por la carta comentada antes, se procedía a la votación.

Y el 93% dijeron si. Era obvio.

Se asume que hay que plantar, quemar, hacer ofrenda y cerrar ciclo para en marzo de 2022 volverá a plantar y comenzar el ejercicio 2023 con las máximas garantías de normalidad posible para sobrevivir y recuperar la ilusión fallera además de dinamizar los sectores afectados.

Y por ello era necesario el SI.

Y a partir de hoy, manos a la obra en Valencia.

Lo de las fallas de los pueblos es otro cantar.

Cada ayuntamiento del que dependen es un mundo y no hay la misma unanimidad. Se necesita un ente autonómico Fallero “DESPOLITIZADO”, para unificar acciones y decisiones para las 1075 fallas que se plantan en la Comunidad Valenciana.

A destacar la buena sintonía de los ayuntamientos de los cuatro pueblos que también forman parte de la Junta Centra Fallera que entienden que sus 37 fallas están dentro de este organismo y aceptan las decisiones que en la ciudad se toman para todas las fallas.

Desde la suspensión del 10’de marzo del 2020, las opiniones en las fallas y en los falleros han estado siempre divididas. Lo dije hace 14 meses, a partir de hoy, cualquier decisión será aprobada por unos falleros y criticadas por otros. Por tanto, a quien le toca tomar decisiones tiene que asumir que decida lo que decida será criticado por unos y aplaudido por otros.

La decisión de plantar en septiembre ya está tomada.

Mirando hacia adelante.

Era la opción menos mala.

HEMOS VUELTO.

¡YA ESTAMOS EN FALLAS!