La entrada de la política y la invasión feminista en el fútbol femenino lo ha herido de muerte.
El escándalo de Rubiales sobredimensionado y el intento de demostrar que el femenino es igual al masculino cuando no es así, va a acabar con él.
Anteayer lei que las jugadoras de Primera División van a hacer huelga para pedir aumento salarial y casi nadie se ha enterado. Ha nadie le ha importado, seamos claros. El mundo sigue.
Lo malo es que no lo piden por razones de productividad, lo piden en base al feminismo y a la política woke que ha metido sus garras en el fútbol de mujeres y lo va a destrozar como todo lo que toca la ideología feminista radical.
En el momento que los clubes grandes, ya de por sí tocados económicamente, dejen de tenerlos, el invento ser irá al carajo.
O rectifica y la política y el feminismo sacan sus zarpas de ahí, o el fútbol femenino volverá al ostracismo.
Al tiempo.