Incertidumbre total por las fechas en las que nos encontramos por el anunciado cambio.
Uno asiste impasible desde la barrera que supone las redes sociales a una situación muy clarificante de lo que suponen las fallas para el alcalde y su partido. No somos más que una herramienta política. La decisión del cambio de presidente de Junta Central Fallera tan inusitada como precipitada deja incógnitas donde lo que pensemos las fallas se las trae sin cuidado.
Esta situación que desde Compromís venden como “absolución” cuando no es más que un acuerdo que imbrica una responsabilidad de los hechos, genera una situación inusual en la historia reciente de las fallas en Valencia.
Reiteramos que la figura de presidente de la Junta Central Fallera es nombrada por el alcalde de entre los concejales electos en virtud de las atribuciones que el Reglamento Fallero le otorga, un reglamento que data del 2001 y que ya se ha comenzado a trabajar para actualizar. Por eso, es muy posible que en breves fechas veamos como vuelve a haber un cambio de presidencia fallera.
Pero ¿esto que implica? Vamos a intentar sintetizarlo con palabras de “a peseta” para el público lector no fallero (y fallero si me apuras, que a veces no conocemos bien nuestro funcionamiento interno).
Cuando Fuset dimitió allá por febrero del 2020, le sucedió Carlos Galiana como bien sabéis, que era el único concejal de Compromís que conocía las fallas de manera profunda. Galiana aguantó con los vicepresidentes que tenía Fuset pues las fallas estaban encima. Al venirse la pandemia, nada más pudo hacer. Pero en cuanto las circunstancias se lo permitieron, cambió la directiva de la Junta Central Fallera en bloque, con el consiguiente enfado de la llamada “sectorial fallera” de Compromís quienes veían a Carlos como “poco manejable” comparado con Fuset. Incluso hubo un amago de desautorizar a una de sus vicepresidentas por un asunto anterior que, aunque tuvo poco recorrido, dejaba clara las intenciones de esa sectorial.
Ahora, tras la anunciada vuelta de Fuset se abren varias incógnitas que se desvelarán en las próximas semanas a buen seguro.
Por una parte, habrá que ver si, de manera lógica, Fuset aguanta el ejercicio fallero con la actual directiva puesta por Galiana visto lo que queda para fallas. Si estas vicepresidentas y esta bicefalia en la secretaria general seguirán en sus puestos por responsabilidad fallera o abandonarán el cargo por lealtad a Galiana.
Después queda la otra pregunta. Cuando acaben las fallas quedarán dos meses para las elecciones municipales. La nueva directiva se nombra cada año en la Asamblea de mayo. Esto lleva a que es habitual que las directivas en fechas electorales se mantengan en funciones hasta después de los comicios hasta ver quien gobierna la ciudad y por ello las fallas.
SI fuera así, Fuset sería presidente de Junta Central Fallera seis meses con la directiva de Galiana.
Lo que es cierto es que el cambio en la presidencia es por intereses puramente políticos. Compromís no puede perder ese activo político con un Carlos Galiana totalmente amortizado y anulado.
Y veo a las entidades falleras muy calladas con este asunto.
Seguiremos atentos.