ARTÍCULO DE OPINIÓN DE PEPE HERRERO

Empecemos recordando que Oltra, de no estar aforada, estaría ya imputada.

También que para ella el juez que fue bueno para procesar a los 28 valencianos que estábamos en Valencia el 9 de octubre de 2017 en San Agustín y la fiscal que apoyó ese procesamiento (son los mismos, casualidades del destino) ahora ya no son tan buenos y son lo peor de la justicia. Por cierto, una diferencia grande, los 28 acusados nunca hemos criticado a los órganos judiciales, hemos respetado siempre a la Justicia, confiamos en ella plenamente. Ella no, intenta basar su defensa en acusar al juez y a la fiscal. Allá ella.

Pero todo esto va más allá. Porque Oltra fue quien camiseta en ristre perseguía a todo aquel sospechoso de poder ser imputado, digo solo sospechoso, pidiendo la dimisión inmediata ofreciéndose como ejemplo de la nueva política que querían implantar en Valencia. Aunque luego no fueran imputados, o si lo fueron, como muchos de los casos abiertos, fueran absueltos sin que a Oltra y sus congéneres les importara ni dijeran nunca nada por el sufrimiento infringido a los acusados que tuvieron que aguantar durante años procesos que supusieron un gran desasosiego en los propios políticos víctimas de las acusaciones falsas. A ellos y a sus familiares.

A los de Compromís y PSPV nunca les ha importado este sufrimiento, nunca han entendido que hay algo que se llama empatía, la han olvidado con tal de conseguir sus objetivos políticos. Han destrozado a mucha gente, han hecho sufrir a muchos valencianos y a sus familias, siguen haciéndolo.

Y ya es hora que comiencen a pagar sus desmanes y su falta de sentimiento con aquellos que no pensaban igual.

La izquierda valenciana llegó al poder con muchas mentiras y con una promesa de regenerar la política erradicando la corrupción.

Pero el tiempo ha demostrado que no solo no lo hacen, es que ahora, por los mismos (o menos) motivos que pedían dimisiones a tutiplén, ahora lo califican de montajes judiciales contra ellos poniendo el foco en las acusaciones (como si según quien acusa un hecho fuera delito o no) o los propios jueces instructores o fiscales.
Como cambia el cuento ahora.

Los daños colaterales de este caso van más lejos de lo que nunca se pudieran pensar en Compromís. Desde la credibilidad de la propia Oltra, su entorno, sus cargos imputados (hasta 13) o institutos que participaron en un intento de desacreditar a la niña, hasta el propio Puig quien de manera vergonzosa desviaba el tema diciendo que “no habían metido la mano”. Él, que tiene lo que tiene con su hermano o su partido con el caso Azud.

Una afirmación que viene a decir que es más grave robar que abusar de una niña de 14 años por parte del marido de una vicepresidenta del Consell.

Otros daños destacados son a la propia coalición de Oltra, Compromís, quienes intentan demostrar en público la inocencia de la líder y el apoyo que le dan, sin darse cuenta de lo que ello supone para el electorado.

Y vamos más allá, los movimientos feministas que se escandalizaron cuando una niña de 12 años fue presuntamente violada en Burjasot pero callan cobardemente con este caso. El 8 de marzo les pregunté a unas manifestantes vestidas de morado si iban a protestar contra la actitud de Oltra en el caso de los abusos de su marido a la niña, y no os digo las lindezas que me profirieron dejando claro que las feministas no defienden a las mujeres, las utilizan para su ideología. No les importa nada, solo sacar beneficio de los males que les suceden.

Oltra, su coalición Compromís, Puig, el silencio de su partido PSPV, el Consell, las feministas… todos estos han quedado retratados y con el culo al aire. Deshonran las dos banderas que se ve de fondo en la imagen que ilustra este comentario y mucho. A nadie se le escapa que si hubiera sido el marido de alguien de la derecha, estos mismos estarían bramando las 24 horas.

Se darán cuenta en mayo de 2023.

Lucharemos para que quien aún no lo ve, lo haga más pronto que tarde y desalojemos a estos vividores de los cargos públicos. 

Por higiene democrática, por higiene valenciana. Por higiene social.