ARTÍCULO DE OPINIÓN

La ausencia de licitadores para el concurso de las telas para las falleras mayores de Valencia y las cortes 2022 no es más que el resultado de una deriva que viene de años en las que los proveedores de las indumentarias oficiales han dejado de tener el glamour y la vistosidad de antaño.
A ello se suma que los precios por los que se licita suelen estar muy debajo del precio de mercado, lo que hace que lo poco que tenía de atractivo se desvanezca ante las perdidas que antes suponía una inversión en publicidad y se asumía como tal.

Los proveedores de telas son muy pocos y si la razón de no haberse presentado a la licitación para provocar una contratación directa con un precio de mercado más aceptable, me parece perfecto, es más, creo que se debería de extender entre los ramos de la indumentaria que resulten perjudicados por esos precios a la baja de licitación.

Otra cosa es revisar los precios de estas licitaciones para que los fabricantes y artesanos se vean recompensados.

La realidad es que este punto es uno más de los que llevo 6 años hablando de ellos como parte de esa despersonalización de la identidad fallera tradicional, esa pérdida constante de solemnidad en todo lo que rodea al ambiente fallero y en ese intento de modelar una fiesta popular ideológicamente.