No es La Coruña con el asunto de Samuel. No es Amorebieta con el chaval que está muy grave en la UCI, no. Ha sido en el barrio de Orriols, en Valencia.
Ayer un conductor cualquiera, podría ser usted señor lector podría haber sido un hijo suyo, una hija suya o podría haber sido yo, atropelló mortalmente a un perro que se le cruzó en el camino, iba sin atar.
El propietario del Animal persiguió al conductor con un patinete e intentó apuñalarlo varias veces con la colaboración de dos amigos del agresor.
Hasta que llegó la policía y los detuvo por intento de homicidio. La víctima, una persona normal, solo pasaba por allí.
No ha sido en Galicia, no ha sido en el País Vasco, ha sido aquí en Valencia muy cerca de nosotros. La tragedia no se consumó de milagro pero se podía haber producido.
¿ Y cuál es la reacción de las autoridades?
Pasividad total, silencio, el agredido es una persona normal como, usted como yo, no es extranjero, por la zona que es, quizás el agresor sí. Pero este dato siempre lo silencian en los medios y en las crónicas.
Y lo peor es que los políticos prohíben a los mandos policiales dar más datos de los sucesos que se están produciendo. Y todos sabemos por qué es.
¿ hasta cuándo vamos a seguir quietos y callados?
¿ hasta que nos toque a nosotros?
¿ hasta que le toque a un hijo nuestro y tengamos que llorar por no habernos movido antes?
La policía conoce muy bien la zona porque sabe que cada vez más se reúnen grupos violentos de jóvenes que algún día van a cometer algo similar a lo que ya hemos visto estas semanas pasadas.
Esta es una de esas noticias que si hubiera sido al revés, el agresor español y el agredido extranjero, tendríamos a los políticos de las izquierdas valencianas, asociaciones y grupos varios, manifestándose y emitiendo comunicados de repulsa contra la xenofobia. Pero como el agredido es español, todos callados
¡Ojo! señor lector, mañana puede ser usted el apuñalado.
Que sepa que ni su ayuntamiento ni los políticos le apoyarán a usted.
