Una semana después seguimos sin conocer la identidad de los asesinos de Samuel.
Seguimos sin saber quien envió las balas a Iglesias.
Tampoco sabemos quien quemó la sede de Podemos en Cartagena.
En todos los casos, los políticos de izquierda se apresuraron a culpar a la “extrema derecha” alentados por Vox. Pero cada vez cuela menos.
Tampoco sabemos qué pasa con los tres masters falsos de la ministra Yolanda Diaz ascendida a vice Segunda ayer mismo.
De las maletas de la Delcy no os digo nada.
Como tampoco os digo nada en clave Valenciana de los 4 millones de la EMT, del dinero desparecido en el Palau de la Música o del Palacio de Congresos. Y menos aún de la ausencia de responsabilidad política de Oltra por los abusos a una menor por parte de su ex marido que su Conselleria ocultó o del caso de la muerte en Viveros por la que está encausado Fuset.
Los lobbys ideológicos se han convertido en un peligro real que padecemos día a día. El feminista, el LGTBI, el de inmigración o el ecologista.
Hoy en día no puedes criticar a una mujer, no puedes criticar a un LGTBI, no puedes culpar a un inmigrante o no puedes criticar a un ecologista.
Te tachan de machista, homófobo, racista o insolidario. Se han adueñado de la libertad y si no se hace lo que ellos dicen, eres insultado.
No puedes pensar de otra forma. Aunque el objetivo sea el mismo, no puedes. O se hace como ellos dicen, o ya eres facha. No admiten diferentes formas de intentar solucionar el problema que ellos defienden.
No dudan en utilizar los medios y redes a su alcance para imponer sus criterios.
Criterios que a su vez son apoyados por los partidos de izquierdas quienes han movido y promovido estos lobbys como razón de ser para justificar la división y confrontación entre los ciudadanos necesaria para imponer sus políticas.
Antes fue la diferencia de clases sociales, pero ahora ya no les sirve. Ahora tienen que justificar sus acciones de otra forma y para ello generan estas confrontaciones. Hombre/mujer, hetero/gay, español/inmigrante, blanco/negro, omnívoro/vegano…
En la Comunidad Valenciana hay que añadir otro lobby, el pancatalanista. El que emplea millones de euros para imponer la cultura catalana, el idioma catalán y la forma de pensar catalana en todos los ámbitos posibles siguiendo las indicaciones de los partidos separatistas catalanes. Que para eso se han estado enviando millones de euros a Valencia hasta que entró la izquierda valenciana, catalanista toda ello, en el poder valenciano y ahora las subvenciones salen de aquí.
Son farsas montadas sobre problemas reales que hay que luchar para solucionar pero que son aprovechados para montar estas brigadas callejeras subvencionadas que saben muy bien que cuando el poder lo tenga la derecha perderán en gran medida sus subvenciones. Por ello están preparando mediaticamente y en la calle las revueltas con las que protestarán por las políticas que aplique esta derecha necesarias para deshacer los entuertos de estos gobiernos de izquierda.
Es inmoral que con la que está cayendo se empleen 122.000 millones de euros de nuestros impuestos en subvenciones para mantener miles de chiringuitos que solo sirven para controlar la calle y alimentar estómagos agradecidos.
Quiero mi Libertad. Exijo mi libertad para pensar como quiera. No como estos lobbys me obliguen por mucho que controlen las redes y los medios grandes. Sobre todo las televisiones.