Isabel Díaz Ayuso.
Conforme pasan los días, la imagen de la presidenta de la Comunidad de Madrid crece y su figura se abre paso entre los hambrientos de justicia y de bienestar por el acoso y dictadura comunista a la que estamos sometidos los españoles.
El buenismo del PP tiembla ante el terremoto político que supone Ayuso para las estructuras del partido. Saben que ella es muy superior políticamente y popularmente a Casado, quien va a remolque en muchos momentos.
El intento del PP de mantener una posición centrada se rompe con la actitud y las aptitudes de Isabel quien se sabe arriba y no mira pelo a la hora de devolver frases que le han sido enviadas por la oposición para intentar debilitarla. No se corta un duro. Y eso gusta.
Como gustaba Toni Cantó en Valencia a la hora de enjuiciar a la izquierda valenciana defensora del comunismo y del pancatalanismo separatista de España.
Sus discursos en las Cortes Valencianas se hacían virales uno tras otro. Ahora lo son sus mensajes en las redes.
Mientras en el PP siguen asustados con esta explosión isabelina y descolocados con cada afirmación, como la de la complicidad del Rey en la firma de los indultos.
Y siguen asustados porque saben que Casado no es líder del partido aunque ostente la presidencia. Esto les puede provocar un efecto mimético y que los líderes de cada comunidad autónoma muestren este talante y esta arrogancia a la hora de decirle las cosas en la cara a la izquierda como lo hace ella.
Esto debilitaría la fuerza de Génova y dividiría su poder de decisión entre los líderes autonómicos. Es más, me atrevo a decir que Ayuso es una ventana donde la gente de la calle está mirando para ver si el líder popular de su autonomía es capaz de mirar con tanta fuerza y sinceridad los intereses de su región independientemente de lo que diga la dirección nacional. Es decir, los que manejan los hilos, Casado y Egea.
Me atrevo a decir que si algún líder popular no lo hace, no obtendrá el beneficio de la gente de su tierra.
Y es que la frescura y sinceridad de Ayuso gusta y mucho, por encima de los buenismos y lo políticamente correcto.
Esto rompe a la izquierda y descoloca a su partido.
Necesitamos políticos así.
