Porque cuando se produjeron los hechos era su marido.
Y ahora hay quien le molesta que se le diga así.
Si hubiera sido ex de alguien del PP las peticiones de dimisión desbordarían las páginas, horas de radio y especiales de televisión de medios afines.
La verdad es que el tema lo merece, pero como es Oltra todo es intentar minimizar el asunto.
Pero hagamos una secuencia real para entender la dimensión del caso:
1. Un cuidador de un centro de acogida de menores es imputado por abusos a una menor. En ese momento es marido de Mónica Oltra.
2. Oltra lo mantiene en el puesto. Supongo que argumentando la presunción de inocencia que nunca tuvieron los imputados del PP.
3. La fiscalía denuncia que Oltra ha ocultado pruebas y de que se tardara cuatro meses en denunciar los hechos.
4. Comienza el juicio y la niña a pesar de ser víctima la llevan esposada con el correspondiente enfado de la juez.
5. El ya ex marido de Oltra es condenado a 5 años.
6. Se presentan dos informes encargados por la Conselleria que dirige Oltra para intentar poner en duda la credibilidad de la niña.
7. Se ordena repetir el juicio.
8. El Tribunal no valora como prueba los dos informes. Llega a decir que “llama la atención del Tribunal el marcado sesgo del que adolecen de principio a fin” y que “se aprecia un intento reforzado por desacreditar a la víctima”.
9. Se mantiene la condena al ex de Mónica Oltra.
Resumiendo: lo escandaloso del caso es que llevando las políticas inclusivas y la bandera del feminismo, todo apunta a que Oltra primero oculta pruebas, luego su Conselleria de la que depende la niña, en lugar de defenderla a ella parece que trata de buscar la forma de minimizar la importancia del hecho esquivando su responsabilidad para defenderlo a él.
Para ello se encarga dos informes con todas las trazas de ser “ad hoc” para desacreditar a la niña. Llama la atención que el Instituto Espill se prestara a este juego con la merma de prestigio que ello le ha supuesto.
Con todo esto, Oltra si tuviera algo de dignidad dimitiría como por mucho menos se le pedía a los anteriores gobernantes.
Oltra no predica con el ejemplo y la sombra de la ausencia de honorabilidad y coherencia le acompañará en todos sus actos públicos. No podrá se vista igual nunca.
(Foto: Las Provincias)
