13 DE MARZO.
Un día mágico de fallas.
Los primeros rayos de un sol que promete ser primaveral en pocos días asoman entre las calles humedecidas de la ciudad.
Apenas unos coches ruedan por el asfalto mientras camino absorbiendo cada detalle que este día nos ofrece.
Un día quizá no apreciado pero que tiene una magia especial.
Ves algunas calles cortadas con vallas y sacos de arena arrimados junto a remates de fallas humildes en tamaño pero grandes en sentimiento.
Una carpa abierta nos enseña que ya tiene vida propia con un Fallero enfundado en un polar y una braga de cuello. El hombre parece que ya jubilado, arrastra sin miramiento de la hora los tableros al centro de la carpa para ponerle caballetes a algunos de ellos o para abrirles las patas sujetándolos con las anillas. Al fondo se ven los estandartes ya colgados sobre un escenario de apenas 20 cms forrado con una tela de moqueta azul, el color corporativo de los polares.
La cafetera se ve encendida esperando, supongo, a algún otro Fallero para recibir ayuda, o compañía que le saque conversación del tiempo o de fútbol. Aunque hoy el color es azulgrana como las barras de su clásico jersey.
Sigo mi camino y veo a una chica con una parca del color del escenario peinada de fallera y cara de sueño. Parece la fallera mayor que esta noche será la protagonista en la cena de falleros de honor. Todo va cuadrando.
El estruendo de un camión vaciando el contenedor de vidrio sobre su volquete me hace girar la vista al otro lado de la calle donde destaca la churrería que comienza a tener actividad. Un chocolate calentito con churros o buñuelos es un bálsamo perfecto para combatir la humedad.
Al fondo se distingue un remate fantástico de una falla de Especial rodeada de multitud de piezas aún empaquetadas. Algún contraremate ya está colocado.
Un grupo de personas se apoyan en la valla.
Hay quien comenta que va algo retrasada. Otro argumenta que ese artista se organiza muy bien el tiempo y la acabará sin problemas.
Si hay algo llamativo es la cantidad de entendidos en fallas que surgen los días previos a la plantá aún sin ser falleros.
Tantas piezas revueltas y sin orden aparente parece un puzzle de 10.000 piezas todas iguales.
Algunas Luces de los adornos siguen encendidas iluminando los ruedos y las calles de las fallas.
Mientras, recuerdo que llevamos ya 12 mascletas sin que haya tenido que suspenderse ninguna por el tiempo, el viento comienza a soplar agitando las banderas que emiten una música indescifrable pero tan familiar como los petardos que resuenan entre las calles sin saber de donde vienen.
Hoy es la mascletá 13 y las pirotecnias estrellas comienzan a desfilar por la plaza. Son cerca de las 8, el sol va tomando fuerza poco a poco. Hecho que agradecen los pirotécnicos que llevan ya tres horas montando.
Algunos niños esperan al autobús para su último día de cole. Mañana es fiesta y recogerán por la tarde el ninot infantil para llevarlo a la falla y plantar por la noche.
La ciudad va despertando poco a poco y el día 13 es un maridaje entre las obligaciones laborales y la labor fallera. Lo sabe bien un presidente que no se separa del móvil mientras que con un pañuelo al cuello que indica la falla que preside, descarga una furgoneta con material para hacer su trabajo en una reparación de obra a la vez que habla con un proveedor de la falla. Es habitual en un día como hoy.
Paso por la puerta de una tienda de indumentaria y veo la luz interior encendida que nos avisa que ya están dentro. Les quedan apenas tres dias para entregar todos los trajes pendientes y hay que apurar la jornada estirándola por arriba y por abajo.
Un día 13, puente, donde los remates en la calle esperan ser acompañados por el resto de la falla, donde las carpas esperan a los falleros, donde los falleros estamos pensando más en la semana que nos espera que en trabajar o donde los artistas y sus equipos descargan partes de la falla a cualquier hora, muchas calles cortadas para desesperacion de los anti falleros a los que no se les ha concienciado del beneficio social tan grande que suponen las fallas a cambio de tener unos días la ciudad cambiada. Es una asignatura pendiente que tenemos con nuestros gobernantes anteriores y actuales. En esto no hay cambios.
Hoy 13 de marzo es un día mágico para pasear por la ciudad a la hora que sea. En el rincón que sea.
Allá por donde vayamos, la ciudad respira fiesta.
Es lo que se conoce como “de la Festa, la vespra”.
Hay que saber sentirla.
Hoy lo tendríamos que estar viviendo.
Muy pronto volverá ese escenario a la tierra de las flores, de la luz y del amor.