Cuando la izquierda radical valenciana llegó al poder, lo hizo gracias a la corrupción del PP quien tomó Valencia como su cortijo y así les fue.
Esta imagen la han mantenido desde el frentepopulismo valenciano toda la legislatura ante la torpeza del propio PP en refrescar su imagen y el excesivo control que algunas “familias” internas siguen manteniendo dentro del organigrama que ha impedido a los populares rehacerse en condiciones.
Mientras que la izquierda radical valenciana encabezada por Compromís y apoyada posteriormente por el PSPV (no olvidemos que PV quiere decir “pais valencia” y los que apoyan este término son amantes del “paisos cataláns”, país es parte de paisos) preparaba el asalto al poder, diseñaba una ingeniería político-social dispuesta a perpetuarse al frente de las instituciones y aportar su parte de “frentismo” ante la intención de desarbolar la Constitución del 78 que a nivel nacional estamos viendo.
Y día a día vemos como a Compromís no le importaba que la corrupción del PP vaciara las arcas públicas de los valencianos. Le importaba usar esta corrupción para ascender al poder.
Una vez arriba, con la ingeniería diseñada, seguir vaciando las arcas de forma “legal”.
Los nombramientos desorbitados de cargos, asesores y creación de nuevos puestos en entidades municipales hasta ahora inexistentes e innecesarias más allá de “devolver favores”.
La subvención constante a entidades y asociaciones varias, cada vez mayor número, que reciben grandes cantidades a dedo y se convierten de facto en votos comprados que son movilizados a toque de corneta cuando se les precisa en la calle o en las redes.
Los proveedores de diversos artículos y servicios a las instituciones que siempre que pueden son “cercanos” al partido. Para ello no dudan en rallar la ilegalidad troceando contratos apurando en las cantidades mínimas para no sacar a concurso.
Subvencionando documentales y películas tendenciosas como la de Guillem Agulló.
Solo estos cuatro conceptos suponen millones de euros que van a los bolsillos de gente de sus partidos pero, eso si, de forma legal. Aunque de manera poco ética.
La muestra de que ni PSPV ni Compromís luchan contra la corrupción la tenemos en casos como los de la EMT, Fuset, Divalterra o el enorme gasto que supone A Punt. Siempre son disculpados o esperan a ver si son condenados cuando estando en la oposición, los del PP imputados eran presa de las garras del frentepopulismo valenciano aunque luego fueran absueltos.
Quitaos la venda. Estos no han venido a regenerar Valencia. Han venido a implantar su ideología empleando nuestro dinero. Mirad los millones de subvenciones a entidades pancatalanistas como Escola Valenciana, El Micalet, Plataforma per la Llengua o Accio Cultural del País Valencia por ejemplo.
Si queréis un “Proces” en breve, seguid votándoles