Cuando esta mañana he dicho que sería interesante plantearnos la realidad que se nos viene encima con las fallas 2021, mi idea y comentario era despertar conciencias.
El martes ya es día 1 de septiembre. Quedan tan solo 6 meses para lo que debería de ser la primera mascletá de marzo. Pero este año no podemos escribirlo como siempre. Hay que ser realistas. Hay que pensar en todos. Mirad.
Para mi, las fallas se apuntalan en tres partes básicas que son las que tenemos que cuidar.
Por una parte los falleros y comisiones propiamente dichos.
Por otra los máximos representantes de las comisiones, falleras mayores y presidentes, tanto mayores como infantiles.
Y por último, todos aquellos que hacen posible el encanto de esta fiesta para que sea única y diferente, desde los artistas falleros como base fundamental, pasando por todo tipo de proveedores de hasta el más mínimo detalle.
Y nos tenemos que plantear bajo mi punto de vista, hasta tres escenarios posibles:
1. Desarrollo normal de la fiesta.
2. Desarrollo con restricciones, variando según la evolución del virus.
3. Suspensión nuevamente de la fiesta.
Por esa razón pienso que deberíamos de pensar seriamente en preparar unos protocolos de fiesta adecuados a la situación que vivamos en marzo.
Unos protocolos para cualquiera de las tres situaciones que nos hagan perder lo menos posible a todos, no solo proveedores, ya muy tocados, si no también máximos representantes y falleros en general.
Y esto pienso que debería de descansar en casi su totalidad en quienes mejor conocen la fiesta, los falleros representados por los presidentes de las 1.075 fallas apoyados por las instituciones, tanto ayuntamientos como gobierno autonómico.
No tener que esperar a ver que pasa para tomar decisiones dos semanas antes de marzo.
Pienso que habría que trabajar en ese sentido desde ya.
Es mi opinión