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Algo está cambiando en el mundo, y lo saben

 

La entrada de Trump en la presidencia de los Estados Unidos ha hecho sonar las alarmas en el universo woke que creía tener todo controlado y que con su reaparición puede suponer un contratiempo grande a esta ideología que pretendía controlar el mundo.

Esa ideología es la que controla muchos medios de comunicación, la que eleva a religión el feminismo o la protección LGTBI, la que intenta controlar las redes sociales, la que ha creado esa figura de “delito de odio” para el que no piensa como él, la que usa la inmigración ilegal como arma de guerra, la que utiliza movimientos anti racistas como elementos de control de la opinión pública, esa ideología que habla del cambio climático como si fuera un dogma, la que pretende controlar el sistema judicial para poder campar a sus anchas tal como hemos visto con el Constitucional que está enmendando a Sánchez las sentencias de los ERE o de la pandemia o los desmanes del Fiscal General del Estado, esa ideología que George Soros y otros magnates llevan años intentando imponer en el mundo occidental, no en vano, la primera entrevista con Sánchez recién elegido presidente en el 2018 fue con Soros. Y bien que estamos sabiendo para qué.

Pero ahora se tambalea con preocupación. Ve como en Italia, Holanda, Suecia, Polonia, Hungría, Argentina, El Salvador, etc, el pueblo ha elegido a quien de verdad les representa y piensa en ellos. Tal como pasa en Madrid con Ayuso. Y todo a pesar de las críticas feroces, de las horas de radio y televisión dedicadas a llamarles ultras, fachas y otras lindezas, de las páginas de diarios y digitales con un descenso de credibilidad notable, con la progresiva pérdida de control de las redes sociales donde sus relatos son cada vez más discutidos y rebatidos.

Pero el toque casi definitivo para empezar a revertir esta invasión woke lo ha supuesto la entrada de Trump en la Casa Blanca. Sin haber tomado posesión aún, vemos como ya está dando señales potentes de por donde va a ir su presidencia, por ejemplo, poniendo a un antivacunas al frente de Sanidad, lo que puede dar luz a las mentiras que sobre las vacunas nos puedan haber contado. O Elon Musk, propietario de lo que era Twitter, ahora X, y de Tesla quien está levantando los vetos y prohibiciones que en esta red politizada permitían bloquear a quien se opusiera al pensamiento único que el mundo woke lleva intentando imponer en el mundo occidental.

Y es que la gente está cansada ya, muy cansada que se destine tanto dinero a llamar a los hombres machistas por sistemas, a que los inmigrantes se les aloje en hoteles de 5 estrellas mientras que a los que sufren desgracias como la DANA se les lleva a dormir en el suelo en pabellones, a que se manipule la realidad en los medios de comunicación como estamos viviendo en Valencia donde medios nacionales prohíben a los entrevistados criticar a Sánchez, que las imposiciones feministas haga a un hombre culpable solo por la denuncia de la mujer sin respetar el derecho a la presunción de inocencia, que se gasten millones y millones de euros en chiringuitos mientras que los que sufren las desgracias de estos días no sepan como van a poder recuperar sus vidas, sus viviendas, sus comercios ni sus vehículos.

De ahí que cuando sale alguien como Milei, Trump o Meloni en el mundo o Ayuso en España, la izquierda se revolucione e invente miles de calificativos para despreciar y desprestigiar lo que estos digan, como “ultra derecha” o “fachas”, como poco.

¿Pero sabéis qué? Esto ya no cuela, cada vez más, la gente inteligente no quiere ser tratada como rebaño, tan solo los interesados como el rebaño de 200 tontos que ayer se manifestaron pidiendo la dimisión de Mazón en Les Corts quieren esto, viven de eso y si la cultura woke se desvanece tendrían que buscarse trabajo y trabajar de verdad, no como ahora al servicio de los chiringuitos creados por ellos.

Sin duda, dos hechos caprichosamente solapados en el tiempo como ha sido la DANA en Valencia y Trump en Estados Unidos han hecho saltar las alarmas en la izquierda woke y en la derecha cobarde.

La gente ha perdido el miedo y ya no se corta a la hora de llamar a Pedro Sánchez por el “cariñoso” apelativo que muchos lo conocemos, detalle que la reportera de Tele 5 no supo interpretar en esa pared o la vecina de Catarroja que ayer fue cortada por Susana Griso en Antena 3 tras llamarlo “Perro Sánchez”.

Y hay gente que ha recuperado la esperanza en que la normalidad se instale y que la crispación que lleva años fomentando la izquierda y que la derecha ha sido incapaz de discutir desaparezca porque queremos vivir en paz y no con este estado de odio constante que destilan los políticos zurdos tal como vimos ayer el Las Cortes Valencianas donde PSPV y Compromís dejaron un reguero de odio en sus intervenciones en lugar de fomentar y buscar soluciones a los afectados. Preferían intentar sacar rédito político a la desgracia como es su costumbre.

Ese mundo woke en España está representado por Sánchez el duo de formaciones comunistas Sumar y Podemos. Y urge erradicar a los que promueven el enfrentamiento entre los españoles.

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