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Una tribu a aislar socialmente

 

Ecologetas son esos supuestos ecologistas que sin conocer nada del campo ni de la naturaleza más allá de sus ideales asesinos como hemos visto estos días, se toman atribuciones de decidir acciones sin importarles las consecuencias y cobran un pastón ocupando puestos oficiales para tomar decisiones que asumen los gobiernos de izquierdas por fomento de la cultura woke y los gobiernos de la derecha por acomplejados.

Estos ecologetas se esconden en partidos de extrema izquierda, porque no hay que dejar de llamarlos así, extrema izquierda, Compromís y Podemos, partidos que hunden todo lo que tocan. Por ejemplo, no quiero pensar que hubiera pasado si en el nuevo cauce del río se hubiera hecho esa vía verde que quería Ribó. Este es un ejemplo de los desvaríos ecologetas.

Pero ahora estamos viendo los verdaderos resultados de esta política ecologeta dentro de esa cultura woke progresista que ahora con Trump están encontrando un serio revés.
Dentro de esa cultura woke, en una de sus ramas, además del feminazismo, la ideología de género, la política de inmigrantes, de llamar ultraderechista a todo el que no piensa como él entre otras cosas,  está la ecología, donde se prohíbe limpiar montes, cauces y que con esas palabras rimbombantes que usa la extrema izquierda para justificar sus desmanes como “renaturalizar”, son capaces de destrozar todo lo que pillan.

Mirad, los agricultores y ganaderos que viven desde hace generaciones gracias al campo y al monte son unánimes, los montes hay que limpiarlos para evitar que los incendios forestales sean devastadores y los barrancos hay que limpiarlos para que las avenidas de agua no arrastren cañas, cañas que si te pillan cogiendo te meten multas de 250 euros gracias a las imposiciones de estos ecologetas.

Otras de las decisiones de estos ecologetas y gobiernos que los apoyan son la eliminación de presas, pantanos y azudes que de haberse construido tal cual estaba programado en el barranco del Poyo antes de la entrada de Zapatero es muy posible que las consecuencias de las riadas hubieran sido mucho menos trágicas.

Los ecologetas están en el punto de mira de la indignación social porque es posible que por culpa de ellos está muriendo mucha gente, mucha gente se haya quedado sin casas y sin negocios y los bosques se queman con más virulencia.

Todo por culpa de esa nefasta y asesina Agenda 2030.

¿Ecologetas? ¡No gracias! Quiero vivir con tranquilidad.

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