Fidelidad a los principios o tiro en el pie (o ambas cosas)
Valencia, 12 de julio de 2024
OPINIÓN.
Por Pepe Herrero
Pocos esperaban que Vox cumpliera su amenaza de salir de los gobiernos autonómicos por el reparto de menas, es más, todos pensaban que era un órdago. Pero no, ha sido verdad. Hoy mismo nos levantamos con la publicación en el DOGV del cese de los consellers de Vox en el gobierno valenciano.
¿Y ahora qué?
Pues ahora la duda no está en lo que pueda pasar, más bien la duda está en si la ciudadanía entenderá que por una vez unos políticos son fieles a sus principios sin importarles su resultado electoral.
Una sociedad acostumbrada a vivir con la famosa frase de Groucho Marx “estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros”, que se ha tragado sapos como lo de “la amnistía es inconstitucional” cuando ahora lo es, “con Bildu no pactaré y lo digo si quiere cinco veces” y luego pactar, “no habrá indultos para los golpistas” y si que los hubo, “Con Iglesias en el Gobierno no dormiría tranquilo” y luego ya sabemos, o en clave más doméstica “lucharemos contra el catalanismo” mientras se guarda en un cajón el cambio de acento para el nombre de la ciudad de Valencia entre otros detalles, veremos como acepta que un partido sea fiel a sus principios y a su programa electoral, que te puede gustar más o menos, pero es el que han votado millones de españoles y es al que se deben. Y entre ello estaba el tema de la inmigración ilegal. Cosa que, por cierto, a muchos se les olvida que es lo normal en cualquier país del mundo, el control de la inmigración ilegal.
Por otra parte, hay que destacar la demostración del “no apego” al sillón de los miembros de Vox que han seguido las instrucciones de Abascal. Porque es cierto que la gran mayoría de ellos no han vivido de la política hasta ahora y tienen actividades que les permiten vivir alejados de ella como lo han estado haciendo hasta ahora.
Sea como sea, gesto de valentía de Vox que hay que reconocerles por mucho que electoralmente les pueda salir caro. Pero esto ya no es problema de Vox, es problema de una sociedad idiotizada que se cree lo que le cuentan en las teles y en los grandes medios de comunicación alimentados por las subvenciones oficiales y por la publicidad institucional.
Al PP le preguntaría que parte de presión de Bruselas, del Club Bildelberg o de los foros económicos supranacionales les ha obligado a tomar las decisiones que están tomando ahora.
