Hoy lunes, 19 de diciembre no es un día cualquiera.
El Tribunal Constitucional debe decidir si paraliza las reformas que el Gobierno se ha empeñado en realizar para poder controlar el Poder Judicial.
Pueden pasar dos cosas, que se paralice las reformas legales o que se permitan que sigan adelante.
El PSOE está verdaderamente preocupado en que los magistrados les paralicen las reformas pues les rompe la hoja de ruta de evitar el juicio por malversación a los golpistas catalanes que está previsto en marzo. Para ello no han dudado en emplear un discurso bolivariano más propio de Maduro o Castro que de un partido gobernante europeo.
Todo ello con el apoyo de sus socios podemitas quienes sonríen ante esta forma de plantear los temas judiciales que son su objetivo desde que entraron en el gobierno.
Las advertencias con aroma a amenaza de Bolaños suenan a un miedo terrible a que el Tribunal Constitucional detenga las aspiraciones socialistas de controlar todos los poderes y difuminar en lo posible la separación de poderes. Lo cual llevaría a un control totalitario de la política típico de países sudamericanos. A pesar de las mentiras que estos días hemos visto que han aireado, como que la Constitución fue algo de ellos, de los socialistas, cuando entre los que la redactaron había solo un socialista, tres de UCD, uno de AP, uno del Partido Comunista y uno de la minoría catalana.
Lo están intentando por todos los medios, incluso con recursos como intentar apartar al presidente del Constitucional y al magistrado Narváez para que no se debata, en la línea de las leyes que promulgan que las sacan sin el más mínimo debate ni informes preceptivos, lo cual provoca, como bien vemos, resultados dantescos como la reducción de penas o liberación de delincuentes sexuales. Algo parecido de lo que puede suceder si estas leyes de malversación y sedición salen adelante.
Es llamativo que quienes califican de “golpistas” al PP por ejercer su derecho constitucional, consideren a los líderes del “proces” inocentes y quieran que desaparezca la condena por ello.
Sea como sea, si el Constitucional decide que sigan adelante estas leyes, el camino hacia una Venezuela europea estará más cerca. No hay más.
Hoy es un día crucial para la democracia española.
Democracia o populismo.
Estamos atentos.
