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Me despierto, son las 5;30 de la madrugada de este miércoles 3 de agosto y veo la luz de las farolas

 

de mi calle entrando suavemente a través de la mosquitera necesaria en la ventana abierta para intentar recibir el fresco mañanero. Unas luces que puede que en breves días deje de ver a estas horas así como los escaparates de los comercios que deberán ser apagados por orden sanchista.

Una orden que será cumplida a pies juntillas por los correligionarios del caudillo socialista a quien nadie es capaz de levantarle la voz dentro de su vertiente política. Incluso en la vertiente contraria vemos como hay quien trata de justificar esta medida. Pero seamos un poco sensatos y miremos el fondo de cada cuestión.

El tema del problema energético no es un tema sobrevenido para nada. Vemos como la ingeniería social hábilmente diseñada para controlar cada uno de nuestros movimientos no deja ningún cabo suelto, o casi ninguno. Cuenta con todo un rosario de reacciones previstas a hechos concretos para conseguir llevar a la masa por el camino previsto jugando con los más básicos instintos animales aún emergentes dentro de la mente humana. El más llamativo desde luego es el miedo. Si se ha llegado a esta situación energética no es por casualidad. Porque se podría haber prevenido. Pero no se ha hecho. Ni ninguna otra. Basta con que cuatro personas en cuatro fiestas distintas pinchen a cuatro chicas y se desate una alarma repentina. Ciertamente no entiendo como de pronto una "legión" de hombres (se supone) salgan a la calle con una jeringuilla con una sustancia desconocida pinchando de manera indiscriminada. Perdona, no, aquí hay algo más. Así todo.

Desde hace más de dos años, todas las noticias que vemos están dirigidas a controlar el miedo social, el miedo que nos vemos obligados a sentir para no percibir el rechazo general. El miedo que tenemos que difundir aún sin conocer si es real o artificial. Nos va en ello que no seamos vistos como “conspiranoicos”. Y para ello se valen de multitud de herramientas. La más potente sin duda, la de los medios de comunicación, los nacionales y locales quienes de forma incomprensible se han prestado a este juego macabro de difusión del miedo para control social. (O si se puede entender si miramos el asunto económico).

El virus, el volcán, el machismo, el racismo, la lgtbi fobia, la guerra, el franquismo, la emergencia climática, los pinchazos a mujeres en las fiestas… Un constante bombardeo de noticias negativas que antes formaban parte de una escaleta variada y formadora que ahora han pasado a ser fundamentales para tratar de controlar el instinto de supervivencia llamado miedo y hechos que a buen seguro continuarán siendo renovados en virtud del agotamiento de la noticia. Ahora ya no es noticia los que mueren por Covid, ahora lo es los que mueren por calor, por cierto, un número que sospechosamente ha crecido de una forma meteórica en los últimos meses sin que nadie ponga un pero.

Solo alguna voz discordante se alza entre la mansedumbre social dejando ver que aún es posible alguna reacción que vuelva a la población española (y europea) a la realidad y al control de nuestras emociones. La más llamativa la de Ayuso quien se enfrenta al enorme y potente aparato gubernamental español y a su propio jefe Feijoo pidiendo que en lugar de hacer que los españoles nos apretemos el cinturón, que sea el propio gobierno español quien de ejemplo y adelgace el enorme gasto que supone mantenerlo y mantener la ingente cantidad de gastos traducidos en sus ministerios y la gran cantidad de chiringuitos subvencionados destinados precisamente a eso, a poder ejercer la política del miedo que están sembrando como herramienta de control social.

A mi edad os digo que ya no tengo miedo y que seguiré contando y diciendo lo que veo para aportar mi granito de arena a este desmadre aplicando una máxima que emplean los ecologistas: “piensa en global, actúa en local”. Por ahora solo tengo este medio para haceros llegar mi opinión y tratar de abrir los ojos de quien me leéis. Y si estáis de acuerdo conmigo, podéis compartir este artículo. Hoy por hoy es lo que nos queda. Si no, nuestras ciudades ser verán como se puede apreciar en la foto que ilustra esto que he escrito y que recuerda en mucho a los países del Este europeo dominados por el comunismo más atroz y asesino que ha existido nunca.

Son las 5:45. Le doy a publicar al escrito y me vuelvo a la cama mientras me preparo la corbata para luego.

Gracias una vez más por leerme.

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