LO QUE NO SE VIO EN SEVILLA
Ayer en Sevilla se vio la realidad paralela que se intenta mostrar como modo de vida en la Comunidad Valenciana.
Por una parte, la gente de la calle y por otra los que reinaban en el palco junto a Felipe VI.
La afición del Valencia llevó colgada al cuello durante todo el día la bandera de nuestra comunidad con orgullo y con un profundo sentimiento. Un sentimiento de pertenencia a una tierra grande y trabajadora que sabe que también pertenece a España. Una afición que por cada rincón de la ciudad no dudaba en entonar estrofas el himno regional acompañado de todo tipo de artefactos pirotécnicos que viajaron en las mochilas cargadas de ilusión. Una afición que se unió a la contraria para tararear el himno de España a la entrada del Rey demostrando a todo el mundo que no tenemos nada que ver con los catalanes.
En el palco unos dirigentes que tratan de eliminar esto en los niños, en la enseñanza y en la cultura anhelando que las futuras generaciones piten al himno y entonen la Muixeranga con la estelada al hombro cual dirigente de Escola Valenciana o Plataforma per la Llengua.
Pero no amigos, no. Aún queda la esperanza de que lo que se intenta promover en el ámbito docente se diluye tras la salida de los estudiantes a la vida real, al ámbito laboral, a la familia.
Ayer los miles de valencianos que se desplazaron a Sevilla demostraron que Valencia es una tierra grande, que nuestra forma de ser es propia y alejada de interesases ajenos y no hubo ningún altercado ni quemando contenedores, ni agrediendo a policías ni cortando la Diagonal.
La realidad paralela que se intenta vender de nosotros por parte de quienes nos representaban en el palco regando de jugosas subvenciones a asociaciones y entidades interesadas en que se pite al himno, no tiene nada que ver con la realidad que se vivió ayer en Sevilla. Lo que nos tranquiliza y enorgullece pero no nos permite bajar la guardia.
Viendo las imágenes del recuerdo del 30 aniversario de la Expo y de la Olimpiada de Barcelona, nos enseña que no nos debemos dormir. Entonces a la bandera de España se le aplaudía en Cataluña y en el Nou Camp se hacían tifos con ella presidiendo la final España-Polonia de fútbol. Algo inimaginable hoy en día.
Eso mismo no quiero que suceda en Valencia. Los valencianos no somos así., no pitamos al himno de España.
Y por mucho que lo intenten, debemos evitar que lo consigan.
