OPINIÓN
Lo sucedido ayer en el Congreso de los Diputados es fiel reflejo de la situación actual en España con la media sonrisa europea que desquicia no sé si por su pasividad o por su permisividad.
Que se permita votar el uso obligatorio de las mascarillas a la vez que la subida de las pensiones es algo que ni al más experimentado trilero se le ocurriría.
Pero ver la pasividad con la que se ha aceptado esta forma de votar preocupa y mucho. Tanto en los socios de gobierno del PSOE como en los medios de información que cada día parece más entregados al régimen pedrista mas controlador.
Recordemos que los estados de alarma decretados fueron declarados ilegales por el Supremo. Que a Iglesias lo metieron en el CNI de tapadillo con otra ley que no tenía nada que ver. Que Sánchez ha mantenido en el Gobierno de España a varias ministras que formaron parte de los gobiernos andaluces más corruptos de la historia de España. Que los documentos de la presunta evasión de capitales de Margarita Robles "misteriosamente" han desaparecido. Que somos el país de Europa con más paro juvenil. Que además somos el país que peor se está recuperando de los efectos económicos de la pandemia. Que además es el único país donde se está subiendo los impuestos en lugar de bajarlos. Que somos el único país que sube la gasolina cuando los demás apenas la han subido e incluso la han bajado.
Tenemos unos sindicatos que están silenciados y controlados por el Gobierno que callan ante tanto desmán pero se vuelven locos por una canción de Eurovisión.
Es preocupante como han controlado los medios de comunicación en masa aprovechando que la merma de publicidad les está haciendo depender y mucho de las subvenciones oficiales y de publicidad institucional con el silencio que ello implica.
Que nos desvían la atención mediática con detalles como pedir la investigación de los abusos a menores en la Iglesia mientras que se niega investigar los abusos a menores en Baleares o en Valencia.
Que somos el país de Europa con mayor inflación con la merma de poder adquisitivo que ello supone.
Que se crea una cantidad desmesurada de empleo público para maquillar los datos del paro a la vez que sirve para generar clientelismo. Un clientelismo bien nutrido en miles de asociaciones que reciben cantidades ingentes solo para mantenerse mientras que están alejadas de las verdaderas razones para las que fueron creadas. Miles de millones de euros para estas asociaciones.
Un país donde si te insultan desde la izquierda es un derecho y si lo hacen desde la izquierda es calificado como odio.
Se silencian los constantes ataques a carpas informativas de partidos como Vox mientras que se magnifican hechos como los de Lorca.
El marido de Nadia Calviño está al frente de una entidad que está encargada de asesorar sobre la distribución de los fondos europeos y aquí nadie dice nada.
Si alguien de la oposición se le ocurre plantar cara es tachado de generador odio o de ultra derecha para intentar amedrentar. Es la estrategia que tienen muy bien definida para avanzar en la construcción del régimen que pretenden. Un régimen que provocaría que haber escrito esto me supusiera enviarme a una cheka.
Todas las protestas de colectivos descontentos intentan ser desacreditadas con la acusación de que PP y Vox están detrás, o bien buscando entre los manifestantes a personas vinculadas a uno de esos partidos. Es evidente ni sindicatos ni personas vinculadas a estos partidos de izquierda se manifiestan contra su partido.
Las asociaciones de empresarios parecen adormecidos. Los autónomos tienen un representante que parece más entregado a las doctrinas sanchistas que a defender a sus representados.
Los bancos navegan entre la usura y la insolencia de quienes se saben portadores del control económico tan solo sacudido por detalles como la nula atención a los mayores. Que genera protestas pero poco más. Nos siguen clavando comisiones por detalles insignificantes sin previo aviso.
Se vota una ley de vivienda en contra de los jueces, a quienes se intenta controlar. Se tienen maniatadas a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
A todo esto, la gradualidad bien estudiada de los acontecimientos diarios nos impide valorar en su justa medida la situación real, nos sitúa en un escenario social que va a ser difícilmente soportable y nos lleva a un empobrecimiento constante tanto económico como social por el gasto desmesurado y tremendo. El caldo de cultivo perfecto para una dictadura socialcomunista que nos haga depender de ellos para vivir.
Hay mucho más. Esto es solo un pequeño detalle.
Pero hay quien no lo ve, solo ve que "lo están haciendo muy bien".
Mientras, la oposición débil y a veces incluso condescendiente, parece que en ocasiones presa por guardar su pasado poco claro.
Sin ninguna estrategia ni visos de quererla.
Mientras a pagar nosotros.
Esto es España hoy en día.
Así la veo y así os lo relato.
PEPE HERRERO
