Allá por el 2014, varios grupos orquestados de la extrema izquierda, entre antisistemas, feminazis y simpatizantes de podemos, formaron grupos de reportes orquestados.
En esos grupos se ponían twuitts de twuittstars de derechas y el motivo de la denuncia para callar al que no pensara igual y así que el gobierno, por aquel entonces, no tuviera como contestar a los ataques frontales de podemos.
Eso derivó en un pequeño movimiento de personas afectadas, que se unieron y formaron Unga Unga army.
En ese momento, los componentes del llamado grupo facuo (llamados así por ellos mismos) al ver como el grupo de Unga les sobrepasaba en todo, dieron una vuelta de tuerca y comenzaron los acosos en domicilios y el poner fotos de esas personas, incluso algún niño, en sus canales Telegram.
En esta guerra de espionaje y contraespionaje se encontraron audios de como un componente del grupo facuo cobro 1000€ más un móvil de última generación y como otro voto en las primarias de podemos.
Actualmente la propia red social se posiciona claramente de parte de una ideología como hemos podido ver esta semana pasada cuando cerraron dos cuentas con muchos miles de seguidores como son la de Cristina Segui y Alvise.
Aunque ambas cuentas han sido de nuevo devueltas a sus propietarios, la pelea constante de quién se atreven a ir contra el poder establecido y el control de la redes sociales lleva a que en cualquier momento pueda volver a suceder. A menudo vemos Tweets por parte de podemitas realmente llenos de odio que no sean censurados ni sus cuentas puestas en evidencia. Sin embargo a estos dos twitteros que nombrado anteriormente les han cerrado la cuenta simplemente por denunciar y hacer públicas las caras de quienes firmaron en el congreso de los diputados contra ciertos medios de comunicación.
Esto entra dentro del intento de control por parte de la izquierda radical española de la redes sociales, por una parte Facebook con el control del grupo Newtral (Presentadores de La Sexta) y por otra Twitter que son las dos más importantes a la hora de difundir ideas políticas. Toda aquella que se posiciona en contra de lo que la izquierda considera que es lo único, se considera de inmediato incitación al odio.
Mientras tanto, la pelea sorda que he comentado al principio se sigue dilucidando en Twitter en desigualdad de condiciones.