Y lo están consiguiendo.
Están consiguiendo que seamos ya inertes ante escándalos que de otra manera hubieran supuesto dimisiones y portadas.
Han conseguido anestesiar a la opinión pública, que los medios hablen un poquito o nada de ellos y que en las redes se considere incitar al odio cualquier crítica a su gestión.
Estamos viviendo una semana terrible de hechos que supondría un escándalo en circunstancias normales, el asesinato del niño de Lardero, la violación de la niña de Igualada, el atropello accidental de una niña ayer en Madrid, la muerte por asfixia de otra niña en un local ocupado. Y lamentablemente en cada uno de ellos estamos encontrando sesgos políticos de reacciones según la naturaleza de los hechos.
Con el niño de Lardero vemos como se compromete al segundo de Marlaska, a quien el propio ministro trata de proteger y de exculpar a pesar de las evidencias de una manipulación a la hora de dejar libre al asesino y y de la presunta cantidad que se les paga a quienes deciden si dejar libre a presos o no en cuestión de decretar esa libertad. La sola duda de actuación del ministro en este caso supondría en un país normal su inmediato cese o dimisión.
 Con la niña violada y apaleada en Igualada notamos como se está tratando de ocultar datos sobre los autores, temiendo que sean extranjeros con lo que ello supondría de críticas para la gestión tanto del gobierno como de las asociaciones que los defienden. pocos dudamos que si fueran españoles sabríamos ya hasta su DNI y fecha de nacimiento. La tibia y muy suave reacción de la ministra de Igualdad nos puede dar una idea de por dónde va el tema cuando en otras ocasiones ha sido mordaz y feroz.
Con el tema de los niños asfixiados en un local ocupado, claramente se ve que al ser ocupado ante la irresponsabilidad de los gobiernos municipales y central prefieren silenciar este detalle para no molestar a sus protegidos okupas.
Y hay un cuarto caso en el que una vez más la puñetera política intenta aprovechar, el atropello en Madrid de tres niñas.
Fue un fatal accidente de una madre que en lugar de poner la primera puso la marcha atrás y se llevó a las tres niñas por delante.
Sin embargo desde más Madrid ya acusaban de mala gestión en las puertas de los colegios al alcalde Almeida.
Precisamente cuando hacía pocas horas el ministro Marlaska pedía no politizar el asesinato de Lardero.
Sin embargo un accidente así de desgraciado no se podía desperdiciar para sacar rédito político por parte de la izquierda radical.
Y y es que la deriva de tratar de aprovechar políticamente cualquier suceso para arremeter contra quién gobierna se está emponzoñando en la vida social española.
Y tenemos qué denunciarlo y hacerlo ver constantemente para que los políticos de una vez por todas dejen de intentar aprovecharse de las desgracias.