Eso es lo que decía Isabel Díaz Ayuso en las pasadas elecciones autonómicas madrileñas. Y a fe que tenía toda la razón del mundo.
Estos días hemos visto como el ministro comunista de consumo quiere prohibir la publicidad de lo que ellos consideran alimentos perjudiciales para los niños. En lugar de crear campañas de concienciación para disminuir el consumo o mejorar los ingredientes, lo que hacen es prohibir la publicidad.
Un ataque que la industria alimentaria califica de gratuito e innecesario. Un ataque que considero que nada tiene que ver con la realidad de la alimentación.
Por ejemplo, tenemos que recordar que también está prohibido publicitar el alcohol, y eso no evita los botellones constantes que van en aumento en toda España.
Es evidente que la medida en principio puede parecer torpe, pero al final vemos como siempre hay un transfondo en cada una de las decisiones que se toman por este gobierno.
Lo comenté ayer, la reducción de ingresos por parte de los medios de comunicación en este ramo de la alimentación es muy suculenta y muy jugosa, lo que hará que los medios de comunicación necesiten otro tipo de ingresos para poder mantenerse, llamémosle subvenciones.
Tampoco tenemos que olvidar que con estos comentwrios se olvidan la subida del IPC más alta en 30 años o los precios de la luz y la gasolina.
Desde el principio de la pandemia, que coincidió prácticamente con el inicio de este gobierno, hemos visto como las medidas constantes que se han tomado nunca han estado exentas de razonamientos ideológicos más allá de los puramente beneficiosos para la población.
En estos días en los que también hemos conocido que los estados de alarma y el cierre del congreso de los diputados ha sido ilegal, vemos como el comunismo y el socialismo han secuestrado nuestras libertades y han provocado una merma de nuestra paz social.
En todas estas medidas y decisiones siempre se ha visto un denominador común, las prohibiciones y la falta de libertades.
Y ya lo sabéis, pensar lo contrario o pensar que está equivocado hace que sus Trolls y sus Haters salten como posesos a llamarte facha. Lo estoy viviendo a diario en mis comentarios en la página de la sexta que saltan con los ojos fuera de sí y espuma en la boca.
En Valencia sucede lo mismo con compromís, son comunistas cada vez menos escondidos y como buenos comunistas prohíben todo lo que puede entorpecerle el desarrollo de su ideología. Y si no, ya lo sabéis, extrema derecha.
Entre comunismo o libertad, Berlín oriental o Berlín occidental, Venezuela o Europa, yo me quedo con la libertad.
