En política nada es blanco ni negro, nada es definitivo y todo es cambiante incluso de una hora para otra según intereses políticos.
Pero algo empieza a comentarse en diferentes círculos a rebufo de lo que estamos viendo en la política nacional.
Me centro en la ciudad de Valencia donde se observa que las disputas crecientes entre los socios de gobierno municipal son miradas con sonrisas desde el PP pero con el silencio delatador de seguir el guión establecido.
Un guión que se dice puede pasar por obedecer las órdenes centralistas (una vez más) y negar un posible pacto con VOX a la hora de conformar un gobierno municipal con un bloque de derechas pudiendo llegar a acuerdos con el PSPV.
O cuanto menos vender esa idea.
No en vano, las circunstancias que concurren son significativas. Por una parte el ascenso en intención de voto e imagen de crecimiento social mostrada la semana pasada por el PP.
Por otra, la debilidad del PSPV que queda clara viendo detalles como la bisoñez de los concejales a quienes una avispada Oltra les mandó un mensaje claro cuando le dijo a Borja Sanjuán que "no le llega a la suela de los zapatos a Ribó", y es cierto. En experiencia política y manejo de los tiempos, el actual alcalde da sopa con ondas a "los niños" socialistas cuyo mayor mérito es haber estado en el CVJ con su lados oscuros pero efectivos para llegar donde están. Y es que la habilidad política (independientemente de sus ideales) de Compromís queda fuera de duda.
Otro detalle delatador es el Congreso socialista celebrado este fin de semana donde la asistencia y expectación ha sido mucho menor que en el del PP.
Pero hay quien dice que parece que el PP no quiere que el más que inevitable apoyo de VOX para gobernar le suponga un lastre o la pérdida de votos.
Los acuerdos para renovar instituciones que tan de repente se han visto estos días con PP y PSOE a nivel nacional dejan ver que llevan tiempo hablándolo, sin duda. Como pueden estar hablando de que el tiempo del bipartidismo debe volver, o bien que el PSOE no quiere que lo que ellos llaman "ultra derecha" entre en el Gobierno porque su experiencia con la ultra izquierda comunista le está costando muy caro.
Todo esto, aunque dependa de los votos, si se da la mayoría para gobernar la ciudad entre el bloque PP-VOX, hay que ver que posturas se toman desde Madrid (si, es lo que hay) para gobernar la ciudad.
Aunque no olvidemos un convidado aparente de piedra como es Ciudadanos que, aunque parece defenestrados, trabajan para conseguir convencer al electorado que pueden ser la piedra angular del hemiciclo valenciano que mantenga el equilibrio entre la izquierda y la derecha. No olvidemos que en los municipios se vota más por las personas que por las marcas, aunque todo cuenta.