Esta imagen de la pancarta de Stalin ayer en el balcón del Ayuntamiento de Valencia es sin duda un indicativo de lo que sucede ahora mismo.
El comunismo más dictatorial y asesino del genocida Stalin no es rechazado ni por el alcalde ni por su partido ni tampoco por Sandra Gómez y el suyo.
Ni Compromís ni el PSPV condenan esta acción ni se desmarcan al contrario que hicieron cuando se desplegó una pancarta en junio de 2019 reivindicando el dia del “orgullo hetero” con una bandera de España que dio tanto que hablar.
Nadie se explica este silencio ni como pudo burlar los controles una pancarta de tales dimensiones.
Hecho que nos lleva a pensar que hubo algún tipo de connivencia entre los que la lucieron y los que permitieron subirla al balcón.
Llamativo que ningún policía local ni ningún bedel se diera cuenta.
Y es evidente que si alguien “de arriba” les obligó a dejarla pasar, no lo delaten por miedo a perder su puesto.
Estas explicaciones las debería dar ya el alcalde.
Recordemos que ese grupo protestaba porque según ellos “no es lícito comparar fascismo y comunismo”.
En parte tienen razón. El comunismo es un régimen asesino, dictatorial y empobrecedor de todos los países en los que logra tocar poder. Y hay que recordar que ningún régimen comunista ha abandonado el poder democráticamente.