Cantaba Danza Invisible en su tema “Sabor de amor” que “besarte es como comer naranjas en agosto y uvas en abril”.
Esto es precisamente lo que los falleros vamos a vivir. Fallas en agosto que veremos quemar la primera semana de septiembre.
Recordemos que el año pasado cuando las fallas estábamos a punto de llegar al clímax de la fiesta se interrumpió bruscamente como cuando en una relación suena el timbre de la puerta apunto de llegar al final y tienes que parar de golpe. Luego la retomas pero ya no es lo mismo. La quieres acabar con el fin de qué la próxima vez sea como las anteriores.
Y eso es lo que queremos los falleros, o muchos falleros. Otros no. Terminar lo que estábamos a punto de acabar para que la próxima vez ya sea normal todo. El sentimiento no se interrumpe.
De eso se trata, de sentimientos. Hay quien tiene miedo, lo entiendo. Ayer lo dije, al virus no hay que tenerle miedo, tampoco a los medios de comunicación que nos bombardean diariamente con información sobre el propio virus que en ocasiones es contradictoria y no nos damos cuenta.
El virus existe, está ahí. Pero hay que tenerle respeto no miedo, el miedo atenaza y te impide desarrollar tu vida normal. De hecho tanto yo como mi familia estamos todos vacunados.
Como veo mucha gente condicionada por lo que se dice desde los medios de comunicación y la manipulación que de la pandemia se está haciendo, digo que todo aquel que no esté de acuerdo con que se celebre las fallas lo tiene muy fácil, que no baje a la falla, que no participen los actos, que no salga la calle. Pero que nos deje a los que si que queremos estas fallas atípicas.
Para mí estas fallas que se celebrarán la semana que viene son como “labios de fresa sabor de amor, pulpa de la fruta de la pasión”.
Esta foto grandísima de Tamayo, nos da una idea de la dimensión que supone la fiesta para la ciudad.
Gran trabajo Vicente. “Es el sabor, de tu amor”.