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Por Pepe Herrero, el “cronista fallero”

 

En una semana tendremos una cita en el Juzgado para aclarar lo que sucedió el 9 de octubre de 2017 por la tarde. No puedo contar muchos más detalles pues la defensa en su momento será la que exponga las razones por las que se demostrará que todo fue un montaje de la izquierda radical catalanista valenciana apoyada por Compromís y el PSPV, partidos que sin dudarlo un momento se posicionaron claramente a favor de los que portaban esteladas y proferían gritos contra España.
Pero sí me gustaría hacer alguna reflexión.

Lo primero es observar que es muy difícil defender a Valencia en un entorno que debería ser favorable pero que han convertido en hostil a lo largo de estos últimos años. Hoy en día, decir que te sientes valenciano y español es casi una herejía en ciertos ámbitos como los oficiales y docentes. De hecho, en las escuelas públicas, a pesar de lo que dice La Ley, las banderas de España y Valencia brillan por su ausencia en las entradas. Incluso en ambientes valencianos, como cercanos a los postulados nacionalistas valencianos se me acusa de “castellano” por hablar español, calificativo que intentan que sea despectivo, pero no solo no lo consiguen, es que reafirman mi sentimiento de ser valenciano y español. Lo mismo que cuando respondo en español a algún tuit de gente de Compromís que escriben (como no) en catalán y me reprochan que no escriba en valenciano.
Aunque es difícil, no cejo en mi empeño de mantener mi posición y mi idea, en gran parte gracias a vosotros que cuando escribo algo en torno a esto me apoyáis con “me gusta” o comentarios a favor que son muy importantes pues me hace sentir que no estoy solo en la lucha por mi ideal.

Después afirmar que no jugamos con las mismas cartas. Han conseguido ganar el relato de la progresía, es decir, hablar el “valenciano de la AVL” con palabras inventadas como “acomiadar”, “gaudir” o “aleshores” les parece moderno cuando demuestra una ignorancia inducida por los postulados pancatalanistas dominantes en la enseñanza. Y si lo haces con las normas del Puig, las de la RACV, te tachan de “vulgar”, como leímos no hace mucho que se planteó en la Universidad y que fue rechazado. Como también intuyo que hoy será rechazado por la AVL ante la petición que el presidente de la Generalitat Valenciana les va a formular en la reunión que van a mantener esta misma mañana para “que la AVL acepte otras sensibilidades” del valenciano. No lo hará pues la AVL fue creada para difundir el catalán en la Comunidad Valenciana, no el valenciano. Lo dejó muy claro Juanma Badenas en Lo Rat Penat la semana pasada con todo lujo de detalles legales y jurídicos. Video que podéis ver en mi canal de YouTube.

Luego está el tema mediático, el que más me duele como medio de comunicación que soy. El apoyo a muerte que los grupos proclives del pancatalanismo encuentran en ciertos medios como Levante EMV, A Punt, La Ser, El País, La Sexta y una serie de panfletos digitales hipersubvencionados es total y no dudan en mostrarnos como “presuntos culpables” utilizando nuestros nombres y lugares de trabajo sin ningún rubor cada vez que les es posible, mientras que los medios que deberían haber sido más favorables a nosotros, han callado durante todos estos seis años. Nunca nos llamaron para intentar que defendiéramos nuestras posturas sobre los hechos. Nunca nos llamaron para que contáramos como estaban viviendo nuestras familias estas acusaciones infundadas y como éramos vilipendiados por las autoridades y medios afines. Mónica Oltra si que tuvo oportunidad de contar como se sentía su familia, y Pere Fuset tuvo páginas para ser blanqueado. Nosotros no, a nadie le ha importado lo que pensaba mi familia. Y eso duele. Y esto puede ser debido al relato que tienen ganado y que he contado en el párrafo anterior. Un relato contra el que hay que luchar.

Os quiero traer otro dato de como somos tratados diferentes los que nos sentimos valencianos y españoles a los que se sienten catalanes y anti españoles, es decir, la izquierda catalanista encabezada por partidos como PSPV, Compromís y Podemos, o entidades como ACPV quienes han organizado una concentración contra nosotros en la puerta de los juzgados el lunes 25, fecha del inicio del juicio.
Esta diferencia está en un detalle: de nosotros se supo todo, desde quienes éramos, donde trabajamos, nombres completos y casi DNI, pero de los agresores a policías detenidos en las manifestaciones contra la encarcelación de Pablo Hasel en febrero de 2021 o los detenidos por robar los móviles a dos manifestantes y agredir a la Policía Nacional el 12 de octubre del mismo año en Benimaclet nada, de esos no sabemos nada, ni cómo se llaman, ni lo que declararon en la instrucción de los casos, ni donde trabajan, ni a que grupos pertenecen… nada de nada. Los mismos medios que de nosotros dieron todo tipo de detalles, de ellos nada. Es más, seguro que muchos de vosotros ni conocíais estos casos.

Recuerdo como aquel 9 de octubre, el presidente de la Interagrupación de Fallas de Valencia fue acusado gravemente y señalado mediáticamente por estar en la plaza en aquella tarde llevando la bandera de España y de Valencia y el silencio que hubo con el presidente de la Interpeñas de Paterna que estelada en mano estaba junto al grupo de manifestantes que salía de la calle Huesca profiriendo gritos contra España y la Policía Nacional. A él nada. Compromís y el PSPV arremetieron contra los que llevaban banderas de España y Valencia, no contra los que llevaban esteladas. Sobra decir por qué.

Tengo que decir que en el mundo fallero encontré un gran apoyo a pesar de que el conglomerado del entorno pancatalanista valenciano intentó desprestigiarme llamándome “el cronista fallero” de manera despectiva, calificativo que surtió el efecto contrario, pues la gran mayoría de gente de las fallas que me conocen se reían de eso. La muestra es que sigo haciendo entrevistas a fallas, me siguen recibiendo con los brazos abiertos y sigo notando que aquello apenas es recordado por nadie. Esta semana intuyo que no serán pocos los medios defensores del pancatalanismo los que volverán a sacar este tema para regocijo estelado pero poco más.


A nadie le importa lo que pasó. Solo a ellos. Y nada más. Este año volverán a salir gritando consignas que a nadie le interesa. Aquel día se dejó claro que Valencia es española, no catalana. Seis años después, el pueblo valenciano pasa de ellos. La muestra está en la calle y se vio en las urnas en mayo.

“Soc tant si vullc com si no vullc, que si que vullc, valencià. Per lo tant, soc espanyol”.

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