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Esa es la pregunta que hice en la rueda de prensa antes de la manifestación de ayer y esa es la pregunta que me sigo haciendo. Bueno, esa y muchas otras.

 

Quizá no era el mejor día siendo el fin de semana del “Black Friday”, con las motos en Cheste, con el Valencia-Celta a las 16:00 y con un sábado de sol radiante que invitaba a salir con la familia. Pero haciendo “de la necesidad una virtud”, a pesar de todo esto fueron miles de valencianos los que se dieron cita en las calles de Valencia por la mañana para decir alto y claro varias cosas al Gobierno de Sánchez, sobre todo que “ni un paso atrás” contra el golpe de estado socialista ni contra el intento de catalanización de Valencia.

Hay masa, hay gente, hay conciencia. Pero los medios para mostrar este descontento son muy complicados de desarrollar.
Fuera de los partidos políticos, en estos momentos en Valencia solo hay una persona que los ponga y organice manifestaciones que superen las 2.000-3.000 personas. Porque actualmente nadie reúne a tanta gente en la calle, ni la extrema izquierda los días 9 de octubre por la tarde.

Por ello tenemos que agradecer la iniciativa y apoyar la reivindicación. Pero no es poca la gente con la que hablo que me pregunta lo que abre mi comentario ¿y ahora qué?

Porque desde el Gobierno tienen todo muy estudiado y muy organizado gracias a la labor que los más de 300 asesores desarrollan para controlar movimientos sociales y reacciones de la gente y como destruir las posibles movilizaciones de la disidencia a la que, usando la técnica goebbliana de la simplificación uniendo a todos los que se oponen a sus políticas como “ultra derecha o fascistas” metiendo toda protesta en el saco, intentando controlar las redes sociales y mensajería instantánea, provocando disturbios para intentar desmovilizar a la gente en la calle como en Ferraz, aunque sea infiltrando policías o usando las leyes como la del “Delito de odio” usada casi siempre de manera tendenciosa.

¿Y ahora qué? Ayer, capitaneado por Juan García Sentandreu, se dieron cita muchas figuras de la disidencia sanchista que no se esconden, como Cristina Seguí, Los Meconios, Marcos de Quinto, Ricardo Ferris o Juanvi el Palleter entre otros personajes, asociaciones como Hablamos Español con una lucha encarnizada contra las imposiciones lingüísticas nacionalistas, Miembros de Lo Rat Penat o la Real Academia de Cultura Valenciana, partidos políticos como Vox o miembros del PP que no dudan en dar la cara sin ningún problema.

¿Y ahora qué? Con este gobierno es indispensable intentar jugar al despiste, cosa difícil, pero hay que hacerlo.

¿Y ahora qué? Pues lo de ayer debe espolear los proyectos que me constan que pueden empezar a gestarse con el fin de romper el aumento de la presión dictatorial sanchista apoyada por la extrema izquierda, amigos de terroristas, separatistas, comunistas partidarios de Maduro y Castro y ahora por Hamás, ese grupo terrorista que arrasó el 7 de octubre asesinando sin piedad a gente mayor, niños, jóvenes y decapitando bebés que ayer aplaudía el apoyo de Sánchez. Esa es la colección de joyas que apoya el sanchismo.

Por la discreción y el factor sorpresa que debe de utilizarse ante el enemigo no daré más detalles. Ayer había mucha gente influyente (y otros como Alvise o Vito Quiles que no pudieron venir, pero apoyaban totalmente) que deben unir fuerzas para presentar batalla.

Hay que luchar para que el sanchismo no sea un espejo del leninismo, castrismo y chavismo todo junto, más peligroso de la historia.

Sánchez suma las tres características habituales de la psicología oscura que lo convierte en un ser extremadamente peligroso:

  • Maquiavelismo
  • Narcisismo
  • Psicopatía

Sun Tzu en el arte de la guerra decía: 'si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, no deberías temer el resultado de mil batallas. Si te conoces a ti mismo pero no a tu enemigo, por cada batalla que ganes sufrirás una derrota'. Y él sigue diciendo 'si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, perderás todas las batallas'.

Conocemos al enemigo, quizá no nos conocemos a nosotros mismos. Tenemos que conocernos para ganar.

¿Y ahora qué? Ahora vista al frente y pensar que una España chavista o castrista no es lo que queremos.

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