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Una de las pocas barracas gemelas que existen todavía, aunque corren serio peligro de perderse.

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Se trata de las barracas Panach, levantadas en el siglo XIX. Están declaradas Bien de Relevancia Local, si bien en los últimos tiempos el abandono, la acumulación de basura y una okupación durante la que han estado habitadas por gallos de pelea han conllevado desplomes puntuales y la han llevado al borde de la ruina inminente.

La voz de alarma la dio en febrero del año pasado el presidente y fundador de la Associació Cultural L’Horta, Manuel García, quien se ha criado muy cerquita de esas barracas y un día al pasar por allí se dio cuenta de que algo no iba bien. “La fachada de una de las barracas se estaba hundiendo para adentro; se habían metido okupas, y para entrar arrancaron parte de la uralita del techo, que fue cediendo hasta caer un buen trozo”, explica a Disfruta Benimaclet Manuel, quien añade que el porche delantero y la barraca de al lado también se han visto afectados.

“Hasta no hace muchos años vivían allí; el hombre las cuidaba y las tenía impecables, no dejaba que saliera un desconchón, siempre las estaba repasando, pero cuando falleció la mujer no quería estar en la huerta y se quedaron abandonadas”, señala Manuel.

Según asegura, hace tiempo contactó con la dueña para que su asociación se hiciera el cargo del mantenimiento de las barracas y que no quedaran abandonadas, e incluso tenerlas “como una especie de museo”, ya que en su opinión tener unas barracas “es un privilegio”, pero la mujer rechazó el ofrecimiento.

Manuel, quien de pequeño entraba en estas edificaciones unidas por un pequeño pasillo en una de las cuales están las habitaciones y en la otra la cocina y el establo, avisó a la dueña de lo que estaba ocurriendo con estas barracas cercanas a la autovía V-21, pero señala que “no quería saber nada”.

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Contactó entonces con el Ayuntamiento de València, ya que se trata de unos bienes protegidos, pero le explicaron que al haber okupas no podían actuar, y recurrió a la asociación vecinal de Benimaclet, que le remitió al Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural. Manuel agradece la labor del presidente de esta asociación, César Guardeño, quien llevó al Síndic de Greuges y al Consistorio valenciano el mal estado de conservación de estas barracas.

A raíz de la queja presentada ante el equivalente al Defensor del Pueblo valenciano, el Ayuntamiento abrió en marzo un expediente administrativo en el que constataba que las barracas estaban en situación de amenaza de ruina inminente y pedía a la propietaria que adoptara medidas de reparación urgentes, que en caso de no cumplir serían ejecutadas por el Consistorio a cargo de la propiedad.

El Síndic de Greuges reclamó que se actuara con “la máxima rapidez y diligencia posible” y que el Ayuntamiento procediera “sin dilación” a ejecutar medidas para evitar el derrumbe de estas edificaciones incluidas en su Catálogo de bienes y espacios protegidos, según la documentación facilitada por el Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural.

La semana pasada comenzaron esas obras de reparación en estas barracas, que pueden tener una antigüedad de 150 años, cada una de ellas tiene una superficie de unos 104 metros cuadrados y son de las más grandes de l’Horta.

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ASOCIACIÓN CULTURAL L’HORTA

La Associació Cultural L’Horta nació en 2009, cuando Manuel García, a quien desde pequeño le había llamado la atención cómo vivía la gente de L’Horta y qué fiestas celebraban, tenía 18 años y quiso impulsar una iniciativa para “recuperar la esencia de antaño y las tradiciones de la huerta valenciana”.

La principal fiesta que celebran es la de La Purísima, que se hacía en la ermita de Vera, y de hecho en el escudo de la asociación figura la torre de la ermita situada frente al Camí de Farinós. Cada 8 de diciembre la celebran en una ermita o iglesia diferente de la huerta valenciana, para dar visibilidad a todos los lugares.

También hacen danzas, poesías en valenciano, canto de ‘albaes’ y eligen a la reina de la huerta, entre otras actividades. “Es como estar dentro de un cuadro de Sorolla”, asegura Manuel, quien destaca que acude gente de toda la Comunitat Valenciana a ver sus fiestas.

Además, la asociación ha impulsado la reforma de una alquería en Tavernes Blanques y de una barraca en Pinedo, gracias a la ayuda de los socios y patrocinadores. También fomenta los juegos y los oficios tradicionales, como el de Manuel, que es artista fallero y ha impartido talleres a niños en la sede de la asociación, que actualmente está en una alquería de Riba-roja del Turia, y también en València.

Entre sus actividades más recientes, cuenta que la asociación plantó una Cruz de mayo en la ermita de Vera con tapones de plástico, y han hecho una recolecta de tapones que se van a destinar a la Fundación española de enfermedades raras. 

Texto de Disfruta Benimaclet

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