Quiero dejar claro que es de conocimiento popular que la valía del centro queda fuera de toda duda y el hecho corresponde a una profesora determinada en un hecho aislado pero claramente dentro de un contexto.

Lo que más ha llamado la atención es la desproporción de la medida que tomó la profesora de suspender a una alumna que había sacado un 7,5 por contestar con una palabra en castellano que difiere del valenciano “oficial” tan solo una letra. (El valenciano real, el de la RACV sí que admite “termómetro”, igual que en castellano).

Y hablemos claramente, los síntomas de este hecho permite sospechar que es un detalle más de ese “elenco” de profesores que se dedican a cultivar ideológicamente a nuestros niños con el silencio habitual de los padres. Pero en esta ocasión han chocado contra la indignacion de una madre que ha visto cómo a su niña la suspenden de una forma tan injusta y que no le ha importardo lo habitual del silencio de los padres: “callo para que a mi hijo no le tomen manía en el colegio”. Por cierto, profesorado que se encuentran igual en la privada que en la pública. Aunque más en esta última pues son elegidos por los mandatarios autonómicos. De ahí que intenten ahogar a la privada.

Ya es penoso que se considere este arrojo materno como un atrevimiento, es lo que hay. Pero ha sucedido y el mensaje está enviado a este profesorado adoctrinador. Hay padres que callan cada vez menos y están cansados de que sus hijos se vean obligados a estudiar un idioma muerto, que no les sirve para nada pues cuando salen a la calle ven que nadie lo habla. Quien habla valenciano materno de verdad no habla con las palabras que se enseñan en los colegios. Otra cosa es que se enseñara el valenciano de verdad, ese idioma que la JQCV no reconoce y suspende a quien lo utiliza.

La muestra está en el lamento que ciertos círculos culturales que ven como se reduce el valenciano como idioma vehicular entre los niños, tanto dentro como fuera de los colegios. Y sucesos como este de El Armelar contribuyen a ello.

A esto se le suma la movilización de asociaciones como “Hablamos Español” que están fomentando la rebelión de los padres contra la dictadura lingüística en las comunidades bilingües. Porque no nos engañemos, en el ejemplo del Armelar que es extensible a toda la enseñanza valenciana, obligar a un alumno a hacer un examen en valenciano es cercenar la libertad de elección de la lengua. Y siendo como somos una comunidad autónoma bilingüe, en la enseñanza no existe libertad para elegir lengua de aprendizaje. La muestra este hecho. De ahí la trascendencia.

(Foto: diario ABC)